Detrás de cada fotografía hay una historia
Algunos relatos que enriquecieron el periplo de documentación audiovisual al Delta del Orinoco y la étnia “Warao”, un conjunto de pequeñas historias que ilustran el por qué de cada fotografía.
Con aproximadamente 32.000 Km2 de selva casi virgen y a 7 horas de navegación del último punto en tierra firme, era muy probable que me encontrara con alguna sorpresa y en este caso, una muy agradable…
La particular fragancia que produce el rocío de la mañana al ser evaporado por el sol, anuncia el comienzo del día y un momento ideal para salir a recolectar un fresco tentempié para la merienda.
Los cazadores de grillos
Al despertar muy temprano en la mañana, logro observar una especie de danza sincronizada entre los más pequeños de la comunidad, definitivamente no era una manifestación artística, había algo más, su mirada revelaba un estado de concentración superior donde la precisión, la paciencia, la determinación y el acierto, juegan un papel importante en el entrenamiento de sus habilidades.
Cazar grillos verdes, es una actividad muy divertida pero a su vez, un alimento extraordinario con altísimo contenido en proteínas fundamentales para nuestra salud intestinal, de este modo, los “Waraos” desde muy niños aprenden a desarrollar sus habilidades motoras, a conocer su entorno y la base de su dieta que proviene del mundo que los rodea.
Avanzando paso a paso en forma de pequeños saltos y quedando inmóviles al siguiente, iban obligando a los insectos a salir de su mimética invisibilidad exponiéndose a los ojos de los precisos cazadores que con sus manos atajan los insectos que luego serán almacenados dentro de una botella de vidrio que les imposibilita su salida y reunir lo que será un sabroso snack para su próxima merienda.
en la preparación de este sabroso platillo, los “Waraos” ponen al fuego un recipiente de arcilla para tostar los insectos y luego le agregan un poco de sal a esta maravillosa y nutritiva receta.
Así fue como cada día los “Waraos” fueron conquistando mi atención, tenía frente a mis ojos una maravillosa muestra natural de adaptación evolutiva que no podía dejar de observar, aprender e involucrarme en su cotidianidad a través de la fotografía.
Este viaje al Delta del Orinoco no solamente me dejó una historia detrás de cada fotografía, también estampó una huella indeleble en mi alma y me hizo comprender el significado de vivir en perfecta armonía con la naturaleza y sentirme realmente parte de ella.

Clemente Passariello
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@clemente.passariello